No todo el que dice Señor, Señor…

La Nueva Jerusalén
11 mayo, 2013
Testificando con Poder
11 mayo, 2013

Existen en mi opinión, algunos versos en la Biblia, que dan literalmente la impresión de contradecirse.

Como por ejemplo:

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
Y estas señales seguirán a los que crean: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
 (Marcos 16:15-18)

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
(Mateo 7:21-23)

Porque por una parte, en los primeros versos citados, les dice el Señor a sus discípulos, que vayan por todo el mundo predicando el evangelio, y que los que creyeran en dicho evangelio y fueran bautizados alcanzarían la salvación. Añadiendo además, que a los que creyesen les seguirían una serie de señales, como garantía de obrar en nombre de Jesucristo.

Y en los versos citados en segundo lugar, a algunos que se dirigen a Jesús, les dice que nunca les conoció; dando la impresión de saber «estos algunos» con quien hablaban, al recordarle que en su nombre hicieron muchas de las señales que tendrían que seguir a los que en él creyesen, tachándoles el Señor como hacedores de maldad.

Aunque he oído decir (en descargo de la contradicción) que los “muchos” aquí mencionados se refiere a brujos, hechiceros y adivinos que se dirigen humildemente al Señor. Pero, pregunto: ¿Pueden los brujos profetizar, echar fuera demonios y hacer milagros en el nombre del Señor, al igual que los santos de Dios?

La Biblia solo menciona (con respecto a esto último) en cuanto a sacar demonios, a unos judíos exorcistas ambulantes que intentaron en el nombre de Jesús, del que solo habían oído hablar de él a Pablo, expulsarlos, siendo el resultado como todos conocemos desastroso:

Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo.
Había siete hijos de un tal Esceva judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto.
Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y se quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?
Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. 
(Hechos 19:13-17)

Y en cuanto a profetizar el rey Saúl (1 Samuel 10:6) lo hizo, pero todos sabemos el fin que tuvo. (1 Samuel 28:7-17)

Y que además, Judas Iscariote que era uno de los doce, también fue al igual que el resto, comisionado por el Señor para echar demonios, sanar enfermos y para resucitar muertos.(Mateo 10:1-7)

Y sabemos la condición de Judas,(Juan 12:4-6) y como terminaron sus días. (Mateo 27:3-5)

Por lo tanto el sentido común nos dice que no se puede tratar de brujos o adivinos los que le recordaron al Señor lo que habían hecho en su nombre, para poder tener de alguna manera, libre entrada al reino de los cielos; cuando para esto se necesitan otros requisitos. (Juan 3:1-5)

Más bien parece ser que se trate de algunos que habiendo recibido dones de Dios, para predicar y anunciar con convicción el evangelio de su reino, los utilizaron más bien como ganancia personal y beneficio propio. (Filipenses 2:21)

De ahí que el Señor les tache de hacedores de maldad y de que nunca les conoció, de la manera que conoce a los suyos. (Juan 10:14)

Al igual que le sucedió al mencionado rey Saúl, que a pesar de haber sido mudado en otro hombre y obtener el permiso de Dios para poder obrar “a su aire”, (1 Samuel 10:7)utilizó esa licencia para su propia honra y no para la honra del Señor que se la concedió.

Concluyendo: El hacer milagros, nunca llevará al cielo a una persona sin santidad. Pero la santidad, puede llevar al cielo a una persona sin hacer milagros, porque (como todos sabemos) sin santidad nadie verá al Señor. (Hebreos 12:14)

Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.
Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.
Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos
. (Lucas 10:17-20)