Existen en mi opinión, algunos versos en la Biblia, que dan literalmente la impresión de contradecirse.
Como por ejemplo:
Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
Y estas señales seguirán a los que crean: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. (Marcos 16:15-18)
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.(Mateo 7:21-23)
Porque por una parte, en los primeros versos citados, les dice el Señor a sus discípulos, que vayan por todo el mundo predicando el evangelio, y que los que creyeran en dicho evangelio y fueran bautizados alcanzarían la salvación. Añadiendo además, que a los que creyesen les seguirían una serie de señales, como garantía de obrar en nombre de Jesucristo.
Y en los versos citados en segundo lugar, a algunos que se dirigen a Jesús, les dice que nunca les conoció; dando la impresión de saber «estos algunos» con quien hablaban, al recordarle que en su nombre hicieron muchas de las señales que tendrían que seguir a los que en él creyesen, tachándoles el Señor como hacedores de maldad.
Aunque he oído decir (en descargo de la contradicción) que los “muchos” aquí mencionados se refiere a brujos, hechiceros y adivinos que se dirigen humildemente al Señor. Pero, pregunto: ¿Pueden los brujos profetizar, echar fuera demonios y hacer milagros en el nombre del Señor, al igual que los santos de Dios?
La Biblia solo menciona (con respecto a esto último) en cuanto a sacar demonios, a unos judíos exorcistas ambulantes que intentaron en el nombre de Jesús, del que solo habían oído hablar de él a Pablo, expulsarlos, siendo el resultado como todos conocemos desastroso:
Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo.
Había siete hijos de un tal Esceva judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto.
Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y se quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?
Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. (Hechos 19:13-17)
Y en cuanto a profetizar el rey Saúl (1 Samuel 10:6) lo hizo, pero todos sabemos el fin que tuvo. (1 Samuel 28:7-17)
Y que además, Judas Iscariote que era uno de los doce, también fue al igual que el resto, comisionado por el Señor para echar demonios, sanar enfermos y para resucitar muertos.(Mateo 10:1-7)
Y sabemos la condición de Judas,(Juan 12:4-6) y como terminaron sus días. (Mateo 27:3-5)
Por lo tanto el sentido común nos dice que no se puede tratar de brujos o adivinos los que le recordaron al Señor lo que habían hecho en su nombre, para poder tener de alguna manera, libre entrada al reino de los cielos; cuando para esto se necesitan otros requisitos. (Juan 3:1-5)
Más bien parece ser que se trate de algunos que habiendo recibido dones de Dios, para predicar y anunciar con convicción el evangelio de su reino, los utilizaron más bien como ganancia personal y beneficio propio. (Filipenses 2:21)
De ahí que el Señor les tache de hacedores de maldad y de que nunca les conoció, de la manera que conoce a los suyos. (Juan 10:14)
Al igual que le sucedió al mencionado rey Saúl, que a pesar de haber sido mudado en otro hombre y obtener el permiso de Dios para poder obrar “a su aire”, (1 Samuel 10:7)utilizó esa licencia para su propia honra y no para la honra del Señor que se la concedió.
Concluyendo: El hacer milagros, nunca llevará al cielo a una persona sin santidad. Pero la santidad, puede llevar al cielo a una persona sin hacer milagros, porque (como todos sabemos) sin santidad nadie verá al Señor. (Hebreos 12:14)
Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.
Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.
Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. (Lucas 10:17-20)